lunes, 4 de mayo de 2020


Generación 20/21




Como salida de un cuento fantástico en el que un microorganismo se adueña del tiempo y del espacio, cambia repentinamente los hábitos de la humanidad entera restringiendo sus movimientos, exigiendo distancias, poniendo sus condiciones, llevando al ser humano de regreso a casa como si supiera qué tan lejos se  encontraba éste de sí mismo,... así es hoy nuestra historia.

Ahora que no nos podemos mirar a los ojos ni estrechar las manos, ahora que el salón de clase es solo un recuerdo y una esperanza, ahora que no suena el timbre y los sonidos de los carros, de los vendedores de aguacate, han reemplazado nuestro silencioso mar azul, ahora, hemos decidido emprender un viaje por el mundo y registrar lo que algún día contarán los libros.

Viajamos con todos los aeropuertos del mundo cerrados, viajamos porque para viajar no se necesitan aviones sino voluntad.
Voluntad nos sobra, aunque tiempo no tanto, las ocupaciones no dan tregua en el confinamiento. Sin embargo, viajamos como equipo y eso nos ayuda a recorrer grandes distancias: De Malasia a Alemania, de Dinamarca a Irán, de España a Suiza, de Francia a China, de Italia a Canadá, de USA a Reino Unido, de Holanda o  Alemania a Corea del Sur, trazamos juntas los caminos para emprender una experiencia nueva. 

El microorganismo de nuestro cuento nos ha dado la oportunidad de ver lo que no habíamos visto, de sentir cerca lo que estaba lejos, de conocer el mundo, sus gentes, sus políticas, su economía, su cotidianidad, nos ha dejado ver que nuestra vida de humanos no es tan distinta en los diferentes rincones del planeta, que nos une nuestra fragilidad y nuestra capacidad de ser lo que somos capaces de ser, y qué tantas veces olvidamos cuando todo se creía normal.

Hoy es tiempo de aprender, de aprender a ser humanos, los mejores humanos que podamos ser; y esperamos que en adelante los datos, las cifras, las estadísticas, los poemas, el nombre de los órganos del cuerpo, las capitales del mundo, la suma y la multiplicación, la gramática y la historia, las líneas de tinta de los libros, cada renglón escrito en un cuaderno, nos ayuden en este propósito. 

Seguiremos viajando, en la medida del tiempo posible, para registrar cómo nuestro personaje ha impactado nuestro destino, nuestro destino de viaje y nuestro destino como humanos. Esa es la tarea, una tarea que con seguridad nos dejará huellas para siempre, porque estar al día es sentirse parte de un todo, del pasado, del presente, pero es también la posibilidad de construir juntos un futuro con finales felices.






Desde Colombia

Música para la historia



 

 


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