Generación 20/21
Como salida de un cuento fantástico en el que un microorganismo se adueña del tiempo y del espacio, cambia repentinamente los hábitos de la humanidad entera restringiendo sus movimientos, exigiendo distancias, poniendo sus condiciones, llevando al ser humano de regreso a casa como si supiera qué tan lejos se encontraba éste de sí mismo,... así es hoy nuestra historia.
Música para la historia
Como salida de un cuento fantástico en el que un microorganismo se adueña del tiempo y del espacio, cambia repentinamente los hábitos de la humanidad entera restringiendo sus movimientos, exigiendo distancias, poniendo sus condiciones, llevando al ser humano de regreso a casa como si supiera qué tan lejos se encontraba éste de sí mismo,... así es hoy nuestra historia.
Ahora que no nos podemos mirar a
los ojos ni estrechar las manos, ahora que el salón de clase es solo un
recuerdo y una esperanza, ahora que no suena el timbre y los sonidos de los
carros, de los vendedores de aguacate, han reemplazado nuestro silencioso mar
azul, ahora, hemos decidido emprender
un viaje por el mundo y registrar lo que algún día contarán los libros.
Viajamos con todos los aeropuertos
del mundo cerrados, viajamos porque para viajar no se necesitan aviones sino
voluntad.
Voluntad nos sobra, aunque tiempo
no tanto, las ocupaciones no dan tregua en el confinamiento. Sin embargo,
viajamos como equipo y eso nos ayuda a recorrer grandes distancias: De Malasia
a Alemania, de Dinamarca a Irán, de España a Suiza, de Francia a China, de Italia a Canadá, de USA a Reino Unido, de Holanda o Alemania a Corea del Sur,
trazamos juntas los caminos para emprender una experiencia nueva.
El microorganismo de nuestro
cuento nos ha dado la oportunidad de ver lo que no habíamos visto, de sentir
cerca lo que estaba lejos, de conocer el mundo, sus gentes, sus políticas, su
economía, su cotidianidad, nos ha dejado ver que nuestra vida de humanos no es tan
distinta en los diferentes rincones del planeta, que nos une nuestra fragilidad
y nuestra capacidad de ser lo que somos capaces de ser, y qué tantas veces
olvidamos cuando todo se creía normal.
Hoy es tiempo de aprender, de
aprender a ser humanos, los mejores humanos que podamos ser; y esperamos que en
adelante los datos, las cifras, las estadísticas, los poemas, el nombre de los
órganos del cuerpo, las capitales del mundo, la suma y la multiplicación, la
gramática y la historia, las líneas de tinta de los libros, cada renglón
escrito en un cuaderno, nos ayuden en este propósito.
Seguiremos viajando, en la medida
del tiempo posible, para registrar cómo nuestro personaje ha impactado nuestro
destino, nuestro destino de viaje y nuestro destino como humanos. Esa es la
tarea, una tarea que con seguridad nos dejará huellas para siempre, porque estar al día es sentirse parte de un todo, del pasado, del presente, pero es también la posibilidad de construir juntos un futuro con finales felices.
Desde Colombia
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